lunes, 24 de octubre de 2011

LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS - WALT WHITMAN


No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,

sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento

No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,

que es casi un deber.

No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.

No dejes de creer que las palabras

y las poesías sí pueden cambiar el mundo.

Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.

Somos seres llenos de pasión.

La vida es desierto y oasis.

Nos derriba, nos lastima, nos enseña,

nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.

Aunque el viento sople en contra,

la poderosa obra continúa:

Tú puedes aportar una estrofa.

No dejes nunca de soñar,

porque en sueños es libre el hombre.

No caigas en el peor de los errores: el silencio.

La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes. Huye.

"Emito mis alaridos por los techos de este mundo", dice el poeta.

Valora la belleza de las cosas simples

Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,

pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.

Eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta del pánico que te provoca

tener la vida por delante.

Vívela intensamente, sin mediocridad.

Piensa que en ti está el futuro

y encara la tarea con orgullo y sin miedo.

Aprende de quienes puedan enseñarte.

Las experiencias de quienes nos precedieron

de nuestros "POETAS MUERTOS"

te ayudan a caminar por la vida.

La sociedad de hoy somos nosotros

Los "POETAS VIVOS"

No permitas que la vida te pase a ti

sin que la vivas ....

sábado, 22 de octubre de 2011

Maureen y la mala suerte - En picado- Nick hornby

Yo he realizado el acto sexual sólo con un hombre, y he realizado el acto sexual con ese hombre sólo una vez, y la única vez en mi vida que realicé el acto sexual tuvo como resultado a Matty. ¿Cuáles eran las probabilidades, eh? ¿Una entre un millón? ¿Una entre diez millones? No lo sé. Pero, por supuesto, aunque hubiera sido esa una entre diez millones habría en el mundo montones de mujeres a las que les habría pasado lo mismo. Pero no pensamos en ello cuando decimos una entre un millón. Uno no piensa: Son muchas mujeres.

De lo que he llegado a darme cuenta, a lo largo de los años, es de que estamos menos protegidos contra la mala suerte de lo que nos pensamos. Porque, aunque no parezca justo, realizar el acto sexual una sola vez y acabar con un niño que no puede andar ni hablar, ni reconocerme siquiera... Bien, la justicia no tiene demasiado que ver con esto, ¿no es cierto? Sólo tienes que realizar el acto sexual una vez para crear un niño, cualquier niño. No hay leyes que digan: Sólo puedes tener un niño como Matty si estás casada, o si además tienes un montón de niños normales, o si te acuestas con un montón de hombres diferentes. No hay leyes de ésas, por mucho que ustedes y yo podamos pensar que debería haberlas. Y una vez que tienes un niño como Matty, no puedes por menos de sentir: ¡Ya está! Ahí tienes tu mala suerte: toda una vida de una tacada. Pero no estoy segura de que la suerte funcione de ese modo. Matty no me libraría, por ejemplo, de tener cáncer de mama, o de que me atracaran. Podría pensarse que debería hacerlo, pero no lo hace. En cierto modo, estoy contenta de no haber tenido otro hijo, uno normal. Habría necesitado que Dios me diera más garantías de las que se dignaría proporcionarme.

Y, de todas formas, soy católica, así que no creo tanto en la suerte como en el castigo. Somos muy buenos en lo de creer en el castigo; somos los mejores del mundo. Yo pequé contra la Iglesia, y el precio que pago por ello es Matty. Puede parecer un precio muy alto, pero ya se sabe, estos pecados tienen su importancia, ¿o no? Así que en cierta manera no es demasiado extraño que éste sea el resultado de lo que hice. Durante mucho tiempo me sentí incluso agradecida, porque estaba segura de que iba a ser capaz de redimirme aquí en la Tierra, con lo que para mí no existiría el Juicio Final. Pero ahora ya no estoy tan segura. Si el precio que hay que pagar por un pecado es tan alto que acabas queriendo matarte —cometiendo así un pecado aún más grave—, entonces Alguien ha hecho mal las cuentas. Alguien está cobrando más de la cuenta.

jueves, 20 de octubre de 2011

El progreso - anonimo

Hoy tenemos edificios mas altos y autopistas más anchas, pero temperamento mas cortos y puntos de vistas más estrechos. Gastamos más, pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes, pero familias más chicas. Tenemos más compromisos, pero menos tiempo. Tenemos más conocimientos, pero menos criterio. Tenemos más medicinas, pero menos salud. Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero hemos reducido nuestros valores. Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado. Hemos llegado a la Luna y regresamos, pero tenemos problemas para cruzar la calle y conocer a nuestro vecino. Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior. Tenemos mayores ingresos, pero menos moral. Estos son tiempos con más libertad, pero menos alegría. Con más comida, pero menos nutrición. Son días en los que llegan dos sueldos a casa, pero aumentan los divorcios. Son tiempos de casas más lindas, pero más hogares rotos.
Por todo esto, en este año: No guardes nada "Para una ocasión especial", porque cada día que vives es una ocasión especial. Lee más, siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte en las malas hierbas. Pasa más tiempo con tu familia y con tus amigos, come tu comida preferida, visita los sitios que ames. La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es sólo para sobrevivir. Usa tus copas de cristal, no guardes tu mejor perfume, úsalo cada vez que te den ganas de hacerlo. Las frases "Uno de estos días", "Algún día", quítalas de tu vocabulario. Hagamos aquella carta que pensábamos escribir, "uno de estos días". Digamos hoy a nuestros familiares y amigos, cuanto los queremos. Por eso no retardes nada que agregaría risa y alegría, a tu vida. Cada día, hora, minutos son especiales, vívelos al máximo.

martes, 18 de octubre de 2011

la luciernaga y la serpiente

“ Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
sólo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.”
Mario Benedetti


cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. esta huía rápido y con miedo de la feroz depredadora, y la serpiente no pensaba desistir.

huyó un día, y ella no desistía, dos días y nada...

en el tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a la serpiente:
- ¿puedo hacerte una pregunta?
- no he tenido este precedente con nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar...
- ¿pertenezco a tu cadena alimenticia?
- no
- ¿yo te hice algún mal?
- no
- entonces, ¿porqué quieres acabar conmigo?
- porque no soporto verte brillar...

domingo, 16 de octubre de 2011

Rutinas - mario benedetti

A mediados de 1974 explotaban en Buenos Aires diez o doce bombas por la noche. De distinto signo, pero explotaban. Despertarse a las dos o las tres de la madrugada con varios estruendos en cadena, era casi una costumbre. Hasta los niños se hacían a esa rutina.

Un amigo porteño empezó a tomar conciencia de esa adaptación a partir de una noche en que hubo una fuerte explosión en las cercanías de su apartamento, y su hijo, de apenas cinco años, se despertó sobresaltado.

"¿Qué fue eso?", preguntó. Mi amigo lo tomó en brazos, lo acarició para tranquilizarlo, pero, conforme a sus principios educativos, le dijo la verdad: "Fue una bomba". "¡Qué suerte!", dijo el niño. "Yo creí que era un trueno".

marito... el mundo sigue igual