martes, 28 de febrero de 2012

instrucciones para salvar el odio eternamente - ismael serrano

"La mayor parte de las canciones de amor están llenas de mentiras, pero no todas. Yo trato de ser honesto, pero por lo general se suele decir lo que ella quiere escuchar, para seducirla o yo que sé, claro que ella no siempre está por la labor de creérselas.

Pero quién no ha mentido alguna vez ¿verdad?

Muchas despedidas están llenas de promesas vanas, yo estoy seguro que en alguna de ellas vosotros habeis mentido. Qué se! Si no pasa nada estamos entre amigos, buen rollo. Quien no haya mentido, quien esté libre de culpa que tire la primera piedra, pero que no tire a dar...

Sí, porque las despedidas tienen un protocolo que hace necesario mentir para no sentirse culpable del fracaso que supone que el amor se acabe.

¿Sabeis qué es lo peor del amor cuando se acaba? Que se acaba.

Y aun así nosotros intentamos eludir la culpa y mentimos, y seguimos mintiendo y somos capaces de ir mas allá y decimos: No te preocupes, si yo estaré bien, yo lo que quiero, lo que siempre he querido, es que tú seas feliz. Y además el tío con el que te vas, es un tío de puta madre...

Y bueno, tú y yo sabemos que no es cierto. Que no van a durar ni dos meses, y más con el carácter que tiene ella...

Pero aún así decimos que es un tío que te cagas o buen hombre que también jode lo suyo, porque no se sabe lo que está diciendo. No digais nunca de mí que soy un buen hombre, por favor.. Di que soy un troncaso, enrollado y brindis de la vida; pero un buen hombre no.

Y nos estaremos preguntando si la llevará a los mismos sitios a los que te llevaba a ti. Si se dirán las mismas mentiras, si se enojarán por lo mismas cosas, y lo que es peor, si se reconciliaran de la misma forma...

Y te quemarás los sesos preguntando qué pasará y qué ocurrirá, en fin...

Pero ella está bien...

Si ella se va, cultivemos el odio, declaremos la guerra. Porque... no sé, quizás nos sintamos mejor aunque... aunque yo creo que no, yo creo que como todas las canciones de amor, esta también está llena de mentiras: cuando decimos si ella se va, lo que queremos decir es que si se va, que no sea muy lejos ni por mucho tiempo."

domingo, 12 de febrero de 2012

Cómo hacerte saber? - mario benedetti

Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?

Que uno tiene que buscarlo y dárselo...
Que nadie establece normas, salvo la vida...
Que la vida sin ciertas "normas" pierde forma...
Que la forma no se pierde con "abrirnos"...
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente...
Que no está prohibido amar...
Que también se puede odiar...
Que la agresión porque sí, hiere mucho...
Que las heridas se cierran...
Que las puertas no deben cerrarse...
Que la mayor puerta es el afecto...
Que los afectos, nos definen...
Que definirse no es remar contra la corriente...
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja...
Que negar palabras, es abrir distancias...
Que encontrarse es muy hermoso...
Que el Sexo forma parte de lo hermoso de la vida...
Que la vida parte del Sexo...
Que el por qué de los niños, tiene su porqué...
Que querer saber de alguien, no es sólo curiosidad...
Que saber todo de todos, es curiosidad malsana...
Que nunca está de más agradecer...
Que autodeterminación no es hacer las cosas solo...
Que nadie quiere estar solo...
Que para no estar solo hay que dar...
Que para dar, debemos recibir antes...
Que para que nos den también hay que saber pedir...
Que saber pedir no es regalarse...
Que regalarse en definitiva no es quererse...
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos...
Que para que alguien sea, hay que ayudarlo...
Que ayudar es poder alentar y apoyar...
Que adular no es apoyar...
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara...
Que las cosas cara a cara son honestas...
Que nadie es honesto porque no robe...
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo...
Que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la muerte...
Que se puede estar muerto en vida..
Que se siente con el cuerpo y la mente...
Que con los oídos se escucha...
Que cuesta ser sensible y no herirse...
Que herirse no es desangrarse...
Que para no ser heridos levantamos muros...
Que sería mejor construir puentes...
Que sobre ellos se van a la otra orilla y nadie vuelve...
Que volver no implica retroceder...
Que retroceder también puede ser Avanzar...
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del Sol...

Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida?

jueves, 9 de febrero de 2012

Penelope espera en Peumayen

Aquí en Peumayen se suele mezclar el sueño con la realidad. Es cierto.
Asi que son bastante comunes las leyendas que se cuentan sobre hechos acontecidos, aquí, en Peumayen.
Leyendas que se cuentan al calor de la lumbre en las noches de invierno, o bajo los cielos estrellados de las noches de verano.
Leyendas que uno encuentra en cualquier sitio, bajo las piedras de los caminos, en la espuma que deja el mar al retirarse de la playa, en las redes vacías de los pescadores o bajo farolas como esta.

Leyendas de monstruos marinos que salvan a los navegantes o los empujan al desastre, leyendas de buques fantasma condenados por su ambición, leyendas de amantes que mueren ahogados en el océano azul nadando hacia el futuro y como no podía ser de otra forma en una ciudad portuaria como la nuestra, leyendas también de despedidas. Como la que me gustaría contarles esta noche.

Se trata de la leyenda de una despedida que ocurrió aquí, en Peumayen.
Ella se llama Penélope, no recuerdo muy bien si él se llamaba Ulises pero se que lo despidió muy cerca de aquí, en la costa, agitando el pañuelo blanco del desconsuelo y viendo como la panza del horizonte iba consumiendo las velas del barco en el que marchaba su amado.

Él, antes de partir, le dijo a ella :
- Amor mío, tengo que partir, nuevos horizontes me esperan, allá donde el mar y el cielo juntan sus labios, tesoros escondidos en el fondo de un cofre enterrado en una playa que no aparece en ningún mapa, en lejanos acantilados donde el mar susurra mi nombre a golpe de ola.
Amor mío, tengo que marchar, pero esperame, esperame porque...

... No se porqué, pero tu esperame. Regresaré, si.
Seremos los mismos pero con la certeza de haber emprendido el viaje que anunciaban las sirenas, con la certeza de haber asumido el reto de estar vivos.
Adiós.

Y Penélope se quedó esperándole, día tras día. Mes tras mes, apretando el pañuelo blanco del desconsuelo contra el pecho, soñando ser fanal que atrajera a su amante, con los ojos heridos por el salitre, y el alma roja por los argazos mirando el lejano horizonte tratando de adivinar la silueta de un barco lejano que le trajera de vuelta a su hombre.

Total, que esperó muchísimo la mujer.
Y nosotros aquí en Peumayen solíamos acercarnos a ella para hacerle más llevadera la espera...

Nooo... le dabamos conversación. Todo el romanticismo por el retrete.

Le dabamos conversación y le contabamos cualquier chisme de aquí de Peumayen para hacerle más llevadera la espera y sobre todo para apartar su mirada del horizonte lejano y traerla de vuelta hasta nosotros.
Y le decíamos cualquier cosa, que si nosequien se enrolla con nosecual, que si ha visto usted como le queda la lencería al señor Bergia.
Pero por lo general no hacía ni caso, seguía empeñada en buscar aquel velero. Silueta lejana de un barco que le trajera de vuelta a su vida.
Estaba una tarde ella, como tantas otras, en la playa con los pies enterrados en la arena, la arena que vertió su reloj de tanto esperar. De nuevo, sólo sonaba el leve rumor del mar.

El viejo faro de Peumayen empezaba a parpadear, nuestra amiga la gaviota cruzaba el cielo naranja. Penélope divisaba el horizonte tratando de encontrar su velero, esperando y esperando. Y mientras, haciendo repaso de lo vivido, Penélope reflexionaba tratando de llegar, quizá, a alguna conclusión. Haciendo repaso de los caminos tomados, de las decisiones tomadas, y Penélope se dijo a sí misma...
"Hasta aquí hemos llegado, yo ya no espero más, ¿qué voy a estar, toda la vida esperando?"

Se marchó a buscar nuevos horizontes y no supo encontrarlos en la curva de mi espalda.
Y efectivamente, familiares y amigos, al día siguiente Penélope dejó Peumayen.
Y tendrías que verla de camino al autobús que le sacaba de la ciudad, con una sonrisa que no le cabía en la cara. Y nosotros le decíamos: "Hasta pronto Penélope" y ella decía: "Hasta nunca chaval."

Y se fue para un pueblo de interior que al salitre los argazos ya la habían jodido suficientemente la salud y pronto encontró trabajo como taquillera en un viejo cine de barrio.
Y le va bien, ahora anda en amores con el muchacho que trabaja en el proyector, y es feliz. No solamente porque el muchacho que trabaja en el proyector tiene 15 años menos que ella. Que todo influye...
Le van bien las cosas.
Del tipo que marchó en su barco no hemos vuelto a saber nada, por lo menos aquí en Peumayen.
¿Penélope piensa en él? Si, algunas tarde de invierno cuando duelen esas viejas heridas que parecen no cicatrizar nunca y cuando en la pantalla de su cine aparece un barco zarandeado por un mar embravecido, entonces Penélope como en aquella ocasión hace repaso de lo andado, de las decisiones tomadas, de los caminos desechados, tratade llega a alguna conclusión y se dice:
"Pobre tipo, no sabe lo que se perdió."

viernes, 3 de febrero de 2012

tantas cosas - ismael serrano

Alguien dijo alguna vez que la mejor terapia para el olvido es el odio. Que si ella se va se debe cuidar de nosotros porque le declararemos el odio y la guerra. Pero sabes, al final suele pasar que el odio es bastante aburrido. Porque además no se lo cree nadie. Quiero decir que a ella no le afecta que el taladro de nuestra mirada le traspase porque no se siente culpable. Normal.

Así que al final uno decide olvidar y tirar para adelante. Seguir en el camino y en la búsqueda. Hacer repaso de lo que hemos andado y quedarnos con lo bueno. Y tirar lo malo.

Ella crecerá. Yo espero que no mucho más. Se casará y tendrá hijos. Será la mujer responsable que todos quisieron. Y quizá yo también sea el hombre responsable que todos quieren, no lo sé. La ciudad seguirá imparable. Frénetica. Y nosotros perdidos en ella buscando quién sabe qué. Yo que sé que será de nosotros. Pasarán tantas y tantas cosas.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Carta de un naufrago - Rodolfo Serrano

Hace ya siete meses, tres días y dos horas naufragué en esta isla que no está en ningún mapa. La primera semana lloré como un muchacho asustado y el miedo vino a vivir conmigo. Luego maldije a Dios los quince días siguientes y me pasé tres días sin agua ni comida. Los siguientes dos meses he añorado tu cuerpo y soñando con el tibio roce de las sabanas . Cada noche encendía hogueras en los montes pendiente de que un barco pasara por delante de esta isla maldita y en la playa he dejado mensajes de socorro pidiendo que vinieras. Arrojé cien botellas con mensajes urgentes y durante tres meses aprendí que la vida es un cangrejo, un fruto, el agua del torrente, el sol que cada tarde pinta de rojo el agua. Ya no siento temores. Recuerdo vagamente que más allá del mar hay fusiles y espadas y hombres que maldicen haber nacido un día. Y que aquel mundo era una isla de monstruos.
Ayer me desperté cantando sin que nadie me dijera: “Estás loco ¿A qué tanta alegría?”. Y cada tarde escribo en la arena unos versos que borran las mareas y que de nuevo escribo. Hoy he visto pasar un barco no muy lejos. He apagado raudo la luz de las hogueras y he borrado todos los mensajes de auxilio: afortunadamente el buque ha pasado de largo